miércoles, 4 de junio de 2014

Stanpa defiende la eficacia de las cremas antiarrugas

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Los consumidores pueden tener la seguridad de que las reivindicaciones de un cosmético corresponden a la realidad que ofrece.

 El precio no es un criterio que refleja la eficacia de un producto sino el resultado de la investigación fundamental y aplicada necesaria para actuar de forma eficaz sobre los diferentes signos de envejecimiento.

Stanpa pone en duda la metodología utilizada del estudio ya que no analiza toda la realidad de la categoría de cremas antiedad. Ninguna de las cremas valoradas son iguales ni actúan sobre los mismos signos.


Ante la información difundida por la OCU a partir de los resultados de un estudio que analiza 14 cremas antiarrugas y que pone en duda la eficacia de estos productos y puede confundir al consumidor, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) defiende la eficacia de estos productos, así como el rigor con el que la industria los desarrolla y ponen en el mercado. Los consumidores pueden tener la seguridad de que las reivindicaciones de un producto cosmético corresponden a la realidad que ofrece. Cada producto que se pone en el mercado ha de pasar por unas exhaustivas evaluaciones de seguridad y de eficacia reguladas a nivel europeo.

“Es increíble que se pretenda hacer creer a los consumidores que una crema básica, que legítimamente ofrece propiedades básicas, es lo máximo que la ciencia puede aportar hoy, pues evidentemente hay mucho más conocimiento científico sobre la piel y sobre la tecnología antiedad” señala Carmen Esteban, Directora Científica de Stanpa.

Stanpa quiere aclarar que no todas las cremas son iguales teniendo en cuenta que pueden actuar sobre uno o varios de los diferentes signos del envejecimiento (entre 7 y 9 signos mínimo, como son la firmeza, elasticidad, aparición de manchas, arrugas, luminosidad, hidratación…) y los consumidores pueden elegir una crema u otra en función de la necesidad que deseen cubrir. En este sentido, “la hidratación es la pieza básica, pero la complejidad de los otros factores es mucho mayor”, señala Val Díez, Directora General de Stanpa. ”El precio de estos productos depende de muchos factores –en gran medida de la innovación de sus activos y formulaciones, de la investigación que hay detrás, o la pureza de los ingredientes, y no es un criterio que refleje la eficacia de un producto per se. El trabajo de investigación de centenares de expertos dermatólogos, químicos, ingenieros, farmacéuticos y biólogos no puede ser menospreciado y las publicaciones en los principales congresos internacionales sobre los avances antiedad en el cuidado de la piel lo respaldan”.

El mercado ofrece al consumidor una amplia gama de productos, con diferentes características y a través de diferentes canales de distribución para responder a sus diferentes necesidades.

Una metodología poco transparente

Stanpa pone en duda la metodología utilizada en el estudio realizado por la organización de consumidores ya que no analiza toda la realidad de la categoría de cremas antiedad. Ninguna de las cremas valoradas son iguales, ni actúan sobre los mismos signos. El estudio utiliza una metodología de análisis apenas descrita y explicada con expresiones como que se han realizado “mediciones con distintos aparatos” para asegurar que las cremas antiarrugas hacen poco. La organización de consumidores analizó los productos en un laboratorio fuera de España del que no ofrecen ninguna información ni referencia. Afirma que entrevisto a casi 1.000 mujeres y reconoce en su informe que la percepción subjetiva de las mujeres encuestadas “sí que está de parte de las cremas”. Sin embargo, no ha ofrecido importancia a esta opinión.

Como representante institucional del Sector, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) se pone a disposición de los medios de comunicación como fuente de información ante cualquier cuestión suscitada a tenor del estudio de la OCU.

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